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Diseñadores: Aquiles Jarrín
- Área: 120 m²
- Año: 2020
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Fotografías:JAG Studio
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La intervención se llevó a cabo en un moderno apartamento de 112 m2 de los años 70, ubicado en el Centro Histórico de Quito.
El proyecto parte de una investigación realizada con los propietarios, de la que surgieron varias ideas fundamentales como: la importancia de generar espacios menos definidos, que el área social sea protagónica, que las divisiones entre espacios sea difusa y una fuerte presencia de la naturaleza dentro del apartamento.
El otro punto para la conceptualización fue dado por los siguientes elementos existentes en el espacio y la experimentación con los mismos:
1. Luz: un pozo de aire y luz existente.
2. Materialidad: estructura de hormigón con una altura libre de 3 m.
3. Ubicación: un paisaje urbano histórico muy seductor que consiste en una vista de un lugar icónico de la ciudad, enmarcado por fachadas republicanas.
Estas condiciones junto con los resultados de la investigación establecieron las bases para la intervención.
En primer lugar, se demolieron las paredes interiores y se amplificó la entrada de aire y luz, lo que permitió introducir un jardín. Las paredes fueron reemplazadas por aberturas de vidrio con acceso al patio, reconfigurando el espacio y transformando este no lugar en un espacio verde, liberando la naturaleza y la luz.
Sin paredes, las columnas de la estructura de hormigón adquirieron una fuerte presencia, invitando a trabajar con este elemento como una unidad básica del proyecto. Además, esta configuración de elementos desencadeno una dimensión poética de la obra, las columnas dejaron de ser columnas para empezar a llamarse troncos. Esta metáfora del espacio definió todo el diseño y la comprensión del proyecto. Surgió la idea de que no estábamos en un espacio domesticado, sino que estábamos entrando en un mundo más salvaje, "un bosque".
Si las columnas fueran árboles y el espacio un bosque, solo otros árboles podrían aparecer en este escenario; algunos caídos y otros superpuestos, como suele ocurrir en la naturaleza. Se generaron nuevos elementos con este mismo tamaño y se inició un ejercicio lúdico y experimental, hasta que se encontró una serie de relaciones para resolver las necesidades de habitabilidad. Al superponer "los troncos" se crearon nuevos niveles de piso y se produjo una topografía interior.
Estos nuevos elementos fueron diseñados con tres caras y un vacío interior, dándole una característica de mobiliario, convirtiéndose en una pieza multifuncional, donde se podría ubicar un libro, un pan o un zapato. El metal era el material más adecuado, ya que permitía un uso versátil y el desarrollo de todos los elementos del proyecto.
Otra estrategia de intervención fue limpiar el lugar de cualquier elemento que busque ocultar la naturaleza del material, produciendo texturas nuevas y únicas. La brutalidad de los materiales en un estado inacabado generan la sensación de una ruina moderna.
El proyecto "Un bosque" es un mundo en constante descubrimiento. Las texturas, niveles y elementos, que flotan y atraviesan el lugar, invitan a reinventar las formas de uso y apropiación del espacio.